El tratamiento del dolor crónico con CBD podría representar un nuevo enfoque farmacológico no invasivo basado en un ingrediente activo de origen natural bien tolerado.
El dolor es uno de los síntomas más comunes en varias enfermedades y se caracteriza por una sensación desagradable que varía según el fenómeno actual que lo causa y las características de la persona que lo siente. El dolor puede ser agudo -fácilmente tratable y, en general, autolimitante- o crónico, a menudo incapacitante y difícil de intervenir.
Durante miles de años, la cannabis se ha utilizado con fines medicinales. Se sabe ahora que el cuerpo humano está equipado con un sistema endocannabinoide (ECS) que recibe y traduce las señales de los cannabinoides. De hecho, hay compuestos producidos endógenamente que pueden interactuar con lo que comúnmente se denominan receptores de cannabinoides. Tales compuestos son, por ejemplo, la anandamida (EEA) y el 2-AG (2-AG). El ECS se encarga de regular ciertas funciones fisiológicas como el sueño, el hambre, la coordinación motora, las respuestas del sistema inmunológico y el dolor. El cannabidiol (CBD) es uno de los aproximadamente 120 compuestos llamados fitocannabinoides, como el tetrahidrocannabinol (THC), pero se diferencia de este último en que no causa el llamado efecto “alto” psicotrópico, ya que muestra una leve afinidad con los receptores de los cannabinoides al interactuar con varias otras neurotransmisiones. Muchos estudios muestran que el CDB, a través de diversos mecanismos de acción, también ejerce diferentes efectos farmacológicos sobre el sistema nervioso central.
Una introducción. Mecanismos y tipos de dolor
“Una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a un daño tisular real o potencial o descrita en términos de dicho daño”.
Definición de dolor según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), según informa el Ministerio de Salud.
El dolor es mediado por fibras nerviosas que llevan impulsos dolorosos desde la periferia, a la médula y finalmente al cerebro, que a su vez integra y modifica la información en relación con otros factores. Este sistema se conoce como la ruta ascendente del dolor. Existe una vía de extinción del dolor, conocida como la vía descendente del dolor o antinociceptiva endógena, que, partiendo de la corteza, envía señales a la periferia que hacen que la sensación de dolor se detenga. Varios neurotransmisores intervienen en estos procesos, tanto en condiciones fisiológicas como patológicas. Uno de los más importantes es el glutamato, que desempeña un papel fundamental tanto fisiológicamente (en el Sistema Nervioso) como en la modulación del dolor. El glutamato es el neurotransmisor excitador más importante del Sistema Nervioso Central (SNC) y numerosos estudios preclínicos muestran la hiperactivación de toda la neurotransmisión en varias condiciones patológicas, incluyendo el dolor crónico. El GABA (o γ-ácido aminobutírico), el principal neurotransmisor inhibidor del SNC, tiene la tarea de inhibir las neuronas de la médula espinal responsables de la transmisión del dolor. El dolor puede clasificarse como agudo o crónico:
Dolor agudo
Ocurre repentinamente y es causada por algo específico, como un trauma o una cirugía, y puede estar acompañada de ansiedad o estrés emocional. Tiene una vida limitada y desaparece cuando se extingue la causa. Las causas del dolor agudo incluyen:
– Cirugía
– traumas
– quemaduras o cortes
– el trabajo de parto y el nacimiento
Dolor crónico
A diferencia del dolor agudo, puede durar más de seis meses y continuar incluso cuando el desencadenante ha desaparecido. Las señales de dolor se mantienen activas durante semanas, meses o años y pueden ser agravadas por factores ambientales y psicológicos. Este tipo de dolor es resistente a muchos tratamientos médicos e incluso farmacológicos. El dolor crónico tiene efectos negativos especialmente en la esfera psíquica, causando depresión, ira y ansiedad. El dolor crónico está vinculado a condiciones que incluyen:
– migraña y dolor de cabeza
– artritis
– cáncer
– neuralgia
– sciatalgia
– fibromialgia
– dolor neuropático
Si bien el dolor agudo es fácilmente tratable, por ejemplo con antiinflamatorios no esteroideos (AINES) y/u opiáceos débiles o fuertes, según la intensidad, el dolor crónico, en particular el dolor neuropático, es difícil de tratar y particularmente debilitante. En el último decenio se han elaborado nuevos enfoques para el control del dolor y se ha prestado especial atención a los coadyuvantes analgésicos, que siguen despertando mucho interés científico. La función de la cannabis y sus componentes, denominados fitocannabinoides, como coadyuvantes en el tratamiento del dolor crónico ha sido objeto de varios estudios preclínicos y clínicos.
El Cannabidiol es, junto con el THC, uno de los principales componentes del Cannabis, y se ha informado de que tiene potencial terapéutico en el tratamiento de algunas formas de dolor crónico, tanto inflamatorio como neuropático, actuando en este último especialmente en las comorbilidades asociadas.
El Cannabidiol y sus mecanismos de acción
Uno de los compuestos más importantes que se extraen de la planta de cannabis, junto con el THC, es el CBD. Hay varias especies de cannabis que proporcionan más de 100 cannabinoides, pero la medicina se ha centrado principalmente en estudios sobre el tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD) para el tratamiento de ciertas formas de dolor, principalmente refractarias al tratamiento con opiáceos. Por lo general, las formas de dolor refractario al uso de opioides son las que tienen un componente neuropático o incluso un dolor con un componente idiopático importante, como la fibromialgia.
El Cannabidiol es un compuesto muy interesante desde el punto de vista farmacológico. Actúa mal en los receptores canabinérgicos CB1 y CB2 pero es capaz de interactuar con diferentes neurotransmisiones a nivel del sistema nervioso central. Por ejemplo, se ha informado de una posible participación en la regulación del tono de la adenosina endógena. De hecho, los efectos analgésicos del CBD parecen estar antagonizados por sustancias capaces de inhibir los receptores A1 de la Adenosina. Estos receptores están fuertemente involucrados tanto en la periferia como en el centro con la transmisión y cronificación del dolor. Otro mecanismo de acción del CBD es activar los receptores de serotonina 5HT1. La activación de esos receptores sería de fundamental importancia para el efecto del CBD sobre el tono del humor y las comorbilidades asociadas con el dolor neuropático, como la ansiedad y la depresión. Esta evidencia hace del CBD un ingrediente activo potencialmente utilizable en el tratamiento de pacientes con dolor neuropático crónico.
Usos terapéuticos del CBD
Varios estudios preclínicos y pruebas clínicas han demostrado la eficacia del CDB en el tratamiento de los síntomas de dolor neuropático, ya sea solo o en combinación con el tetrahidrocannabinol. En particular, el CBD reduce las secuelas centrales asociadas al dolor crónico como la ansiedad y la depresión. La ansiedad y la depresión son en realidad dos caras de la misma moneda, de hecho hoy en día el trastorno de ansiedad generalizada se trata con fármacos antidepresivos en lugar de benzodiacepinas. El CBD, gracias a su interacción con los receptores del sistema serotoninérgico, reduce estas comorbilidades, ayudando al paciente a hacer frente a los síntomas dolorosos que siguen persistiendo y que a menudo son refractarios a cualquier tipo de tratamiento farmacológico.
La eficacia de la CDB no parece limitarse únicamente al dolor crónico general, sino que también se ha observado en varias otras afecciones clínicas, como la epilepsia, los estados inflamatorios, los trastornos del sueño, los síntomas de la esclerosis múltiple y la esquizofrenia. Hasta la fecha, el CBD ya ha sido aprobado para su uso en algunas epilepsias infantiles resistentes a los medicamentos, como el síndrome de Lennox-Gastaut, el síndrome de Dravet o la epilepsia mioclónica grave de la infancia.
Dolor crónico, inflamación y comorbilidad: CBD y calidad de vida de los pacientes
El dolor crónico tiene consecuencias que van más allá de una sensación duradera y que tienen un impacto sustancial en la calidad de vida de una persona. Los factores que producen, caracterizan y mantienen el dolor son muy diferentes entre sí. Los principales agentes son los agentes y afecciones proinflamatorios, la vasodilatación local, el aumento de la permeabilidad capilar, la acumulación de proteínas sanguíneas y fluidas en los espacios intersticiales, la migración de neutrófilos de los capilares y la liberación de mediadores de la inflamación (por ejemplo, citoquinas, linfoquinas e histamina). Si no se resuelve la condición que causa el daño, el proceso inflamatorio progresa hacia la inflamación subaguda/crónica que desempeña un papel importante en la aparición de las enfermedades inflamatorias clásicas (por ejemplo, la artritis). Hay muchos datos preclínicos y clínicos que respaldan las propiedades antiinflamatorias potencialmente eficaces de los cannabinoides, en particular destacando el papel del CDB como un compuesto no tóxico y no psicoactivo. Por el momento no existe un tratamiento eficaz para prevenir o eliminar el dolor neuropático, por lo que el tratamiento actual sólo tiene por objeto reducir los síntomas. La calidad de vida de los pacientes con dolor neuropático suele verse agravada por comorbilidades como los trastornos del sueño, la depresión y la ansiedad. El CBD es potencialmente útil en el tratamiento de estas comorbilidades, mejorando así la calidad de vida del paciente neuropático.
El futuro del cannabidiol para el tratamiento del dolor crónico
Aunque se necesitan más estudios para reconocer el verdadero papel clínico del CDB en el dolor, los estudios actualmente disponibles ya proporcionan información muy útil sobre su función terapéutica como anticonvulsivos, antioxidantes, pero también como coadyuvantes en el estado inflamatorio y como analgésico. En estudios recientes se ha demostrado que el CBD tiene un efecto analgésico y ansiolítico en modelos preclínicos de dolor neuropático crónico, bien validado por la literatura científica internacional. Sin embargo, aún no está claro cómo ejerce esta acción el CDB sobre el dolor neuropático. Por un lado se ha destacado una cierta eficacia antiinflamatoria, que representa uno de los componentes considerados importantes en esta patología, por otro lado su acción sobre las neurotransmisiones como la serotonina serotoninérgica podría explicar sus efectos farmacológicos también sobre aquellos componentes neuropsiquiátricos asociados al dolor neuropático.
Source: https://www.cannabeta.eu/es/2019/10/30/cbd-nuova-frontiera-nel-trattamento-del-dolore-cronico/